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LA ENCONTRÉ EN EL PORTAL.
Llegaba de fiesta a mi casa, serian las 4 de la mañana mas o menos, cuando al entrar en el portal la vi sentada en las escaleras dormida, me acerque a ella para ver como estaba. Era la hija de una de mis vecinas, Africa creo recordar que se llamaba, estaba bastante borracha, la zarandee un poco para ver si reaccionaba pero estaba demasiado borracha y no se enteraba de nada. Mire hacia todas partes para ver si alguien me observaba; Estábamos solos, la cogí en brazos y la lleve al cuarto donde se guardan los cubos de basura del edificio.
África era una chica de pelo moreno, ojos negros, de un metro sesenta aproximadamente y tendría unos 17 años. Siempre que la veía me producía un morbo increíble y soñaba con abalanzarme sobre ella y follarmela cada vez que me la cruzaba en las escaleras. Hoy cumpliría ese sueño, la deposite suavemente en el suelo del cuarto y la di una bofetada en la cara, no reacciono de lo borracha que iba. Me incorpore y mira como iba vestida, debo reconocer que soy bastante fetichista de la ropa de mujer y sobre de todo de las botas. Me encanta ver a una chica calzada con unas botas y oír el taconeo que produce su caminar.
La mire de arriba abajo, con su pelo largo, liso y suelto que caía sobre sus desnudos hombros, llevaba una camiseta blanca muy ajustada de tirantitos con toda la espalda cruzada por unos cordones que le ceñían la camiseta sobre sus pechos. Eran unos pechos bastante grandes, como a mi me gustan ni muy grandes ni muy pequeños rematados en unos pezones pequeños pero en punta que le daban un aspecto desafiante al marcársele en la camiseta puesto que no llevar sujetador. Una minifalda blanca muy ceñida le llegaba un poco mas arriba de medio muslo apenas cubriendo sus piernas, piernas que cubría hasta las rodillas con una botas blancas con un tacón fino de unos siete centímetros y medio que me traían de cabeza, la verdad es que llevaba muy poca ropa para acabar de salir del invierno.
Acaricie sus frías piernas puesto que no llevaba medias lentamente subiendo hacia su entrepierna, al legar a sus muslos los note muy húmedos, acerque mi mano a mi nariz y la olí descubriendo un olor a orín, parece ser que por la borrachera se había meado encima. Seguí subiendo hasta que llegue a su chochito, se lo acaricie con una mano mientras que con la otra le subía la minifalda descubriendo un tanguita empapado por su pis, se lo quite y me lo guarde en el bolsillo, quería un recuerdo de mi fechoría. Me desabroche el pantalón y cuando fui a penetrarla algo hizo un cortocircuito en mi cabeza, no quería penetrarla ahora, quería hacerle un montón de locuras que pasaban en mi cabeza. La situación era propicia y me decidí a hacerlas.
Cogí su bolso y rebusque en el cosas que me sirvieran para poner en practica mis ideas, encontré su móvil, un frasco de colonia no muy grande de forma rectangular, y entre otras muchas cosas,unas tijeras, un pintalabios. Busque por el cuarto donde me encontraba viendo un par de escobas, las cogí y procedí a poner en practica mis ideas.
Por si acaso le ate las extremidades a las escobas, de manera que estaba fácil de manipular y con su cuerpo accesible, me puse colonia en las manos y empece a acariciarla suavemente los trozos de piel a mi alcance, para disimular su olor a pis, y disfrutar de la textura de su piel, a continuación, procedí con la limpieza e su pubis, y con las tijeras no deje bello en el lugar, estaba lindisima así que empece a sobar su sexo, labios, clítoris y vagina.
Nunca pensé estar en esa situación y África en el limbo. Así que para tranquilizarme puse mi glande en la entrada de su cuevita y empece a introducirsela lento y suave para que no se me despierte, que gozada, a continuación cuando su acceso era fácil, le levanto las piernas atadas con la escoba las coloco en mi pecho y procedo a continuar con mi bombeo de su vagina proporcionándome un placer máximo. Hasta notar como se me introduce toda mi berga en su cuerpo, Así hasta que no puedo mas y me voy a correr, momento en que todo pasa por mi cabeza, sin poder hacer nada me vierto en ella, esperando no tener complicaciones, pero ha sido superior el momento pasado, cojo el pintalabios y le pinto los labios vaginales bien rojos con un mensaje ‘Puta te deseo’ en su panza.
Me puse de pie para contemplar mi obra y la hice numerosas fotos con mi móvil, para después grabarle un pequeño vídeo. Mire satisfecho mi obra pero faltaba algo, enseguida supe el que, saque mi pene, que estaba durísimo otra vez y lo acerque a su boca para literalmente follarmela a un endiablado ritmo hasta que me corrí abundantemente en su boca, limpie mi pene con su falda y me abroche el pantalón, le puse un clinex en la vagina para que empape los abundantes liquidos que salian de ella y salí dejándola allí tirada en el suelo con su culo penetrado por el pintalabios y una de sus manos en la vagina.
Debían ser las doce de la mañana cuando salí de mi casa y me la encontré saliendo del ascensor con la mirada perdida en el infinito, despeinada, los ojos rojos y con el rimel corrido como si hubiera estado llorando bastante rato. Andaba con una ostensible cojera y un gesto de dolor invadía su rostro cada vez que daba un paso, ni se dio cuenta que estaba allí. Entre en el ascensor y mientras las puertas se cerraban una maliciosa sonrisa recorría mi rostro.